
La reimposición del voto obligatorio en Chile en 2022 es una burda maniobra para arrastrar a las masas hacia las urnas, forzándolas a participar en un circo que solo sirve a los intereses de la clase dominante.
Hoy, el parlamento, ese nido de arribistas y representantes del capital, ha sancionado una nueva ley que aumenta el castigo ante la negativa a validar su farsa electoral.
Con multas que pueden llegar a los 210.000 pesos chilenos (unos 220 dólares estadounidenses), estas sanciones son un claro ejemplo de la violencia económica ejercida por el Estado contra el proletariado, porque en caso de no pagar, siempre queda a los jueces la condena en prisión, confirmando que esta es una sanción que al final solo pagan los pobres.
Desde una perspectiva ecoanarquista, afirmamos que la verdadera transformación no reside en las urnas ni en los despachos del gobierno o el congreso. El camino hacia la libertad y la justicia social pasa por la acción directa, la autoorganización del proletariado y la construcción de autogestión desde abajo, al margen del Estado y del Capital.
El voto obligatorio no es un derecho, sino una imposición que busca canalizar la rabia y el descontento popular hacia mecanismos ineficaces solo para que nada cambie.
Nuestra lucha es por la abolición de toda forma de dominación, por una sociedad sin clases ni Estado, donde la solidaridad y el apoyo mutuo reemplacen la farsa electoral y la tiranía del voto.