
DECLARACIÓN DE PRINCIPIOS.
El Grupo EcoAnarquista (GEA) es una federación de grupos de afinidad anarcoecologistas, que se funda en valores inspirados en la libertad plena y el respeto a la naturaleza. Nuestros principios fundamentales son:
1) Libertad: Valoramos la autonomía personal y colectiva. La libertad anarquista implica la ausencia de autoridad ajena y la capacidad de decidir por uno mismo, dentro de una comunidad de iguales. Creemos que solo en una sociedad libre e igualitaria cada persona puede desarrollarse plenamente, ya que “la libertad, para el anarquismo, implica necesariamente la igualdad entre los seres humanos”. Es por ello que rechazamos cualquier forma de poder coercitivo (llámese Estado, gobiernos, partidos políticos, ejércitos, tribunales, policías, empresas, iglesias, sistema escolar, familia patriarcal) y defendemos la autogestión en todos los ámbitos sociales, económicos, culturales y recreativos. Al decir de Mijail Bakunin: “Soy verdaderamente libre sólo cuando todos los seres humanos que me rodean, hombres y mujeres, son igualmente libres. La libertad de los demás, lejos de ser un límite o la negación de mi libertad, es por el contrario su condición necesaria y confirmación.”
2) Igualdad social y abolición de las clases. El GEA es un movimiento de proletario que busca la igualdad en la diversidad, a través de la abolición del sistema salarial y de las clases sociales, para reorganizar la sociedad bajo principios igualitarios. En nuestra visión, no debe haber privilegiados ni oprimidos; la riqueza y los medios de vida serán gestionados en común, sin distinciones de clase, gracias a la cooperación voluntaria y el apoyo mutuo entre todos los productores y consumidores.
3) Solidaridad y apoyo mutuo. Nos comprometemos a ayudarnos recíprocamente. El apoyo mutuo –la cooperación y reciprocidad– es un enunciado central del anarquismo. Como decían Bakunin y Piotr Kropotkin, las personas autónomas se apoyan mutuamente para alcanzar sus objetivos. La solidaridad implica compartir recursos, conocimientos y esfuerzos. Según la máxima de la Primera Internacional, cada uno contribuye según su capacidad y recibe según su necesidad. Creemos que una sociedad libre se construye sobre la colaboración entre vecinos, no sobre la competencia individualista.
4) Cosmopolitismo anarquista. Para los ecoanarquistas la humanidad es una sola comunidad universal sin fronteras. Esto es la consecuencia lógica de los principios de libertad, igualdad y solidaridad que definen al anarquismo. Se basa en la idea de que toda subordinación a una nación, patria, pueblo o etnia limita la libre autodeterminación individual, y por ello propone una federación voluntaria de individuos y colectivos que, en un proceso de emancipación personal y social, sintetizan conscientemente elementos de diversas culturas, reconociendo la igualdad en la diversidad y aspirando a una solidaridad universal sin distinciones.
5) Antiestatismo. Rechazamos al Estado como forma centralizada de dominación, basada en la imposición de leyes, fronteras, fuerzas represivas y jerarquías burocráticas. El Estado no es un mediador neutral ni un garante de justicia, sino un instrumento de control al servicio de las élites económicas y militares. En lugar de reformar el Estado, buscamos superarlo mediante formas libres de organización social basadas en el comunismo anárquico, como federaciones de comunas libres, asambleas horizontales y autogestión colectiva. Para el anarquismo, toda estructura de poder concentrado perpetúa la opresión; por eso, luchamos por una sociedad sin Estado, construida desde abajo, por y para las personas.
6) Anticapitalismo. Rechazamos el sistema capitalista en todas sus formas, por ser un modelo basado en la explotación, el lucro, la desigualdad y la destrucción de la naturaleza. El capitalismo convierte la vida, el trabajo y los ecosistemas en mercancías, subordinando todo al beneficio privado y al crecimiento económico infinito, algo incompatible con los límites ecológicos del planeta. Frente a esta lógica destructiva, proponemos una economía cooperativa, autogestionada y descentralizada, donde los bienes comunes sean gestionados colectivamente y las necesidades humanas estén por encima del interés comercial. El anarquismo no busca “humanizar” el capitalismo, sino abolirlo por completo y reemplazarlo por relaciones sociales basadas en la libertad, la igualdad y la solidaridad. Como ecoanarquistas, no hay transición ecológica posible sin una ruptura clara con el sistema capitalista y su modelo extractivista-industrial.
7) Antiparlamentarismo. Nos oponemos a delegar nuestras decisiones en políticos o parlamentos. La historia y nuestras propias experiencias nos han demostrado que la participación en sistemas representativos solo coarta la libertad de las personas y refuerza las desigualdades. No aceptamos la autoridad de los partidos ni la legitimidad de la política, que no es otra cosa mas que la lucha por la conquista y apropiación del poder. Como decían los antiautoritarios del Congreso de Saint-Imier de 1872: “El primer deber del proletariado es la destrucción de todo poder político”. El poder político, aunque se diga “poder popular”, crea una nueva jerarquía contra la sociedad.
8) Federalismo. Frente al centralismo autoritario del Estado, defendemos el federalismo como forma de organización libre entre comunidades autónomas. El federalismo libertario no impone desde arriba, sino que se construye desde abajo, a través de acuerdos voluntarios entre grupos y asambleas locales que se coordinan horizontalmente. Cada unidad mantiene su autonomía, pero colabora solidariamente con otras para resolver necesidades comunes. Esta red descentralizada permite tomar decisiones colectivas sin jerarquías, fortalecer la solidaridad entre regiones y construir una sociedad libre, plural y cohesionada desde la base.
9) Comunismo anárquico. Apostamos por la autogestión de las comunidades locales. Nuestro modelo de organización social es el comunismo anárquico: asambleas de vecinos que se confederan en comunas libres, en lugar de delegar el poder en estados centralizados. Esta forma de organización extiende la participación al ámbito cotidiano: los ciudadanos deciden colectivamente en sus barrios y pueblos, y luego se coordinan con otras comunas afines mediante federaciones horizontales. Así, cada comuna libre se rebela ante el poder estatal, construyendo las confederaciones que sustituyen al Estado-nación.
10) Ecología social y conservación de la naturaleza. Entendemos que la crisis ecológica tiene causas sociales: la dominación jerárquica del hombre sobre el hombre se traduce en la dominación de la naturaleza. Por eso, el GEA adopta la ecología social de Murray Bookchin, que propone reemplazar la jerarquía y dominación con libertad (incluso en el trato con el medio ambiente). Trabajamos por un modelo de vida sostenible, descentralizada y autogestionada, inspirados en la idea de que la naturaleza se autorregula y podemos organizarnos igualmente en redes horizontales. Además, defendemos la conservación activa de la naturaleza: crear reservas, proteger bosques y especies, descontaminar ríos, reciclar, reducir residuos y promover energías limpias. En suma, consideramos que toda acción social (industrial, agrícola, urbana) debe hacerse con pleno respeto a los ecosistemas y a la biodiversidad.
11) Antimilitarismo. Rechazamos la guerra y la cultura militar como formas de dominación extrema. Nos negamos a participar en conflictos armados, alistarnos en ejércitos o apoyar invasiones. Esta postura antibélica es coherente con el espíritu libertario: como expresó Emma Goldman, el antimilitarismo está “en el corazón” del pensamiento anarquista. El antimilitarismo anarquista no condena toda defensa popular, pero su lucha es sin estructuras jerarquizadas o ejércitos, aunque se digan “populares”. En la práctica, cultivamos una educación para construir la paz entre los pueblos, a través de redes de solidaridad internacional y apoyando movimientos contra bases militares y guerras imperialistas.
12) Vegetarianismo. La defensa de los animales forma parte integral de nuestra ética. Entendemos el maltrato animal como una forma más de opresión ligada al Estado, al capitalismo y al patriarcado, por lo que promover el bienestar animal es coherente con nuestros otros fines sociales. Cada miembro del GEA vive de manera vegetariana, absteniéndose de consumir productos cárnicos. De este modo también cuestionamos la división artificial humano/animal y fomentamos la compasión universal. Practicar el vegetarianismo es para nosotros dar un paso concreto hacia la liberación de todos los seres sensibles.
13) Diversidad de identidades y afectos. Los ecoanarquistas reconocemos una diversidad de identidades y afectos. Cada persona tiene plena libertad para amar y relacionarse según su voluntad, sin opresión patriarcal ni prejuicios moralistas. Promovemos la plena igualdad de género, la abolición de la prostitución forzada, la no discriminación por orientación sexual, la salud sexual libre y el derecho de cada persona a decidir sobre su propio cuerpo, en especial de la mujer sobre la interrupción de un embarazo no deseado. En la educación libertaria que ofrecemos, enseñamos el respeto mutuo y el consentimiento. Este énfasis en la libertad en lo íntimo complementa nuestros principios públicos de igualdad y autogestión: nadie debe gobernar el cuerpo o el amor de otro.
14) Naturismo anarquista. Valoramos un estilo de vida sencillo en contacto con la naturaleza. El anarconaturismo combina la rebeldía anarquista con prácticas de vida saludable y ecológica. Esto incluye respetar el cuerpo (alimentarse bien, vivir sin adicciones dañinas) y el entorno (caminar descalzos, bañarse en ríos limpios, cultivar huertos orgánicos, prácticas nudistas si así se desea). El naturismo anarquista inspira no sólo un bienestar físico, sino también una conexión espiritual natural: reconocemos el ciclo de la vida, la importancia de cada especie y la armonía entre el ser humano y su ambiente. Así reafirmamos que una revolución personal en la forma de vivir (más natural y sana) acompaña a la revolución social.
ESTATUTO.
La adhesión al GEA implica asumir su Declaración de Principios y Pacto de Solidaridad, y comprometerse individual y colectivamente a cumplirlos.
Cada persona se compromete a realizar su trabajo en el GEA de forma voluntaria, y desde la solidaridad y la cooperación, no desde intereses individuales o egocéntricos.
El carácter proletario, emancipatorio y antiautoritario de la organización impide la participación en el GEA de cualquiera persona que sea parte de las fuerzas armadas, policía o custodios de prisiones, o que tenga relación con el aparato coercitivo del Estado. Tampoco se permite la afiliación de miembros de partidos políticos, iglesias o grupos religiosos, ni aquellas personas que se encuentren en situación de explotar a otros, ya sea como propietarios o jefaturas de alguna empresa.
En concreto, la firma de este Estatuto supone, entre otros, los siguientes compromisos:
1) Los militantes del GEA actuaremos en pequeños grupos de afinidad, formados por personas que comparten confianza y objetivos comunes. Cada grupo se organiza horizontalmente en asambleas autónomas, en la forma y tiempo que decidan colectivamente. Estos grupos permiten a sus militantes actuar juntos en acciones directas, desarrollar proyectos comunitarios y sostener vínculos de apoyo mutuo.
Cada grupo designará a tres de sus militantes como parte de una secretaría colectiva, que es siempre elegida de forma consensuada, y que es de carácter rotativa y esencialmente revocable en cada reunión que se tenga. La secretaría podrá citar a las reuniones, llevar la correspondencia, cobrar las cuotas sociales, llevar una contabilidad básica, y otras tareas ejecutivas que la asamblea o un Congreso le encomienden, y siempre deberá proceder con acuerdo de su asamblea.
2) Los grupos se pueden asociar en federaciones que integren a dos o más grupos cuando necesiten apoyo en la realización de alguna actividad o esta deba realizarse en un territorio más extenso.
3) También se pueden elegir comisiones para tareas más específicas, que en ningún caso impliquen una delegación de poder o autoridad.
4) Todas las decisiones del GEA se toman colectivamente, sin delegar poder a terceros ajenos. Cada militante actuará siempre con la voluntad de llegar a un consenso en las asambleas o reuniones en que participe, y solo en el caso que no se pueda llegar a un acuerdo por consenso, se realizará una votación, donde se tomará por acuerdo lo que decida la mayoría.
5) Se realizará un Congreso anual que reúna a todos los grupos, quienes elegirán con anticipación sus voceros al Congreso. Sin importar la cantidad de voceros que cada grupo lleve al Congreso, se acordara al inicio una misma cantidad de intervenciones para cada grupo en cada asamblea que se realice; y en caso de tener que llegar a alguna votación, cada grupo emitirá un solo voto.
6) Los voceros de cada grupo a los congresos serán siempre de carácter transitorio y rotativo: esa persona no tiene poder propio y puede ser revocada en cualquier momento por el grupo que lo eligió. De este modo ponemos en práctica la organización anarquista, donde los militantes del GEA gestionan juntos sus recursos y actividades. No habrá jefes ni representantes permanentes; rechazamos todo lo que se parezca a votar en elecciones burguesas o participar en partidos: “toda delegación del poder por parte de las personas supone la constitución de un poder separado”, algo que los anarquistas consideramos inaceptable.
7) Dentro del grupo nos ayudaremos recíprocamente en lo cotidiano. Compartiremos información, herramientas, alimentos, cuidados o lo que cada quien pueda ofrecer. Inspirados en las tesis de los anarcosindicalistas, sabemos que la supervivencia y el bienestar comunitario crecen cuando “los individuos dependen estrechamente unos de otros” y actúan con sentido de justicia. Por eso, si un miembro del GEA tiene problemas (económicos, de salud, de vivienda, etc.), los demás le brindaremos apoyo activo: ya sea organizando colectas, cuidado mutuo o buscando soluciones colectivas.
8) Promoveremos métodos de lucha y acción directa no violenta. En cada conflicto o injusticia, intentaremos resolverlo nosotros mismos, utilizando los medios necesarios que empoderen a las víctimas del problema antes que acudir a instancias oficiales. Siempre actuaremos de forma no violenta, rechazando los métodos coercitivos del Estado (policía, fiscalía, tribunales, cárceles, etc.), pero también evitaremos la destrucción irracional de bienes, que dañe al entorno o a personas ajenas, previniendo todo perjuicio innecesario. Mantendremos este método de lucha hasta no sea el pueblo en su conjunto el que se levante para alcanzar la emancipación social en un proceso de revolución social. Es por esto que, dentro de sus posibilidades, el GEA realizará permanentemente campañas de propaganda y concientización, y talleres formativos en autodefensa y autogestión.
9) Viviremos coherentemente con la ecología social. Reduciremos nuestro consumo a lo estrictamente necesario, apostaremos por productos locales, orgánicos y de comercio justo. Fomentaremos la separación de residuos, el reciclaje y la reutilización. Siempre que podamos, produciremos nuestros propios alimentos en huertos comunitarios o familiares, evitando agroquímicos y semillas patentadas. Rechazaremos actividades contaminantes y apoyaremos la transición a energías renovables (por ejemplo, instalando paneles solares colectivos). Además, participaremos en actividades de conservación: limpiar ríos, plantar árboles, crear reservas naturales urbanas o rurales, proteger fauna local, etc. Todo esfuerzo individual lo vemos como parte de una lucha social por transformar el sistema productivo y político que depreda la Tierra.
10) Cada miembro asume una dieta vegetariana y rechaza el consumo productos de origen cárnico. Asimismo, se abstendrá de participar en cacerías, corridas o espectáculos que maltraten animales. Fomentaremos el cuidado y rehabilitación de seres animales heridos o enfermos, y apoyaremos protestas contra mataderos, granjas intensivas y experimentación animal. En nuestras reuniones y espacios comunes no consumiremos alimentos cárnicos, para mantener la coherencia con este principio.
11) Promoveremos prácticas de vida en armonía con la naturaleza. Fomentaremos hábitos como baños en ríos o mares limpios, aire puro, ejercicio al aire libre y alimentación natural. Quienes lo deseen, podremos practicar el naturismo (uso comunitario de espacios al aire libre sin ropa) siempre que sea consentido y respetuoso, como expresión de respeto al cuerpo y a la libertad individual. Nos cuidaremos evitando drogas dañinas y promoviendo la salud colectiva (por ejemplo, compartiendo conocimientos de medicina natural o terapias alternativas). El naturismo anarquista implica también reivindicar la tierra: apoyaremos la agricultura ecológica, la permacultura y la recuperación de espacios verdes urbanos. De esta manera, cada quien vive más acorde con sus principios ecológicos a nivel personal.
12) El GEA rechaza toda forma de violencia estructural ejercida en nombre del Estado o las industrias bélicas. Fomentaremos y participaremos en campañas antimilitaristas, contra la guerra y la conscripción obligatoria. No consumiremos bienes producidos por empresas armamentistas. Nos opondremos activamente a la instalación de cuarteles, bases militares o maniobras militares en nuestras localidades. Educaremos a niños y jóvenes en valores no violentos y en rechazo al servicio militar obligatorio. En las redes internacionales, estableceremos lazos de solidaridad con grupos antimilitaristas y recibirán nuestro apoyo quienes huyan de la guerra (refugiados, objetores de conciencia). Esta postura se basa en el principio anarquista de oposición al poder violento: como decían los libertarios, protestar contra la guerra no equivale a considerar la violencia en sí misma ilegítima, pero sí condenamos cualquier forma de autoritarismo bélico.
13) Aunque valoramos la autonomía de cada grupo y asamblea, reconocemos la importancia de la coordinación entre nosotros. Por eso en cada Congreso se elegirá una secretaría general del GEA, compuesta por tres militantes propuestos por los grupos. Esta secretaría general solo cumplirá funciones ejecutivas análogas a las que cumplen las secretarías de los grupos, o aquellas que los congresos le encomienden para el conjunto de todos los militantes del GEA.
14) En caso de necesidad, ya sea porque sea necesario reemplazar a la secretaría general antes del próximo Congreso, o surja alguna circunstancia urgente, la secretaría general o la reunión de al menos la mitad de los grupos podrá convocar a un Congreso Extraordinario.
15) Para el mejor financiamiento de las actividades comunes, el GEA en cada Congreso deberá establecer una cuota social que cada militante deba pagar mensualmente en la secretaría de su grupo. La mitad de dicha cuota se destinará al grupo y la otra mitad a la secretaría general, solo para que sea destinado en beneficio del GEA. En los congresos también podrán establecerse cuotas extraordinarias para necesidades específicas. El pago de las cuotas es un acto voluntario que depende en última instancia de las posibilidades económica de cada militante.
16) Ningún cargo dentro del GEA podrá ser remunerado, y en caso de realizarse gastos de secretaría, por conceptos tales como alimentación o transporte, estos deberán ser debidamente rendidos junto con un balance general en cada asamblea.
17) Son símbolos únicos del GEA, que lo identifican frente a sus militantes y el mundo: la bandera verdinegra del ecoanarquismo y el timbre o sello de la organización.
18) Los grupos podrán actuar en redes con otras organizaciones que persigan fines similares para llevar a cabo tareas específicas (como puede ser por ejemplo una “Red antimilitarista de objetores de conciencia”, para hacer una campaña de propaganda contra la conscripción obligatoria, o una “Red de huertos orgánicos comunitarios” que establezca lazos entre huertos de diversas localidades). De esta manera mantenemos una red de colaboración amplia con colectivos afines en las luchas sociales (como otros movimientos anarquistas, feministas, de inmigrantes, ecologistas, etc.), entendiendo que nuestras causas están entrelazadas, pero siempre evitando colaborar con aquellos grupos que dependan del Estado, partidos políticos, iglesias o empresas.
En definitiva, este Pacto de Solidaridad formaliza el compromiso personal y colectivo de vivir según los principios del GEA.
Quien firma se compromete a:
Difundir estos ideales con un lenguaje claro y humilde, sin dogmatismos. Cada miembro se esforzará por comunicar las ideas anarcoecologistas de forma accesible, educando a la comunidad y sirviendo de ejemplo personal.
Respetar la horizontalidad interna: aun en desacuerdos, el trato entre compañeros será fraternal. Las críticas se harán de manera constructiva y siempre en pro del bien común.
Actuar con coherencia cotidiana: las prácticas individuales cotidianas (relaciones interpersonales, consumo, transporte, etc.) estarán guiadas por los valores del GEA: libertad, igualdad, solidaridad y respeto al medio ambiente.
Salir en defensa mutua: si algún miembro es amenazado (legal o físicamente) por su militancia, los demás le brindaremos apoyo (legal, de presencia, colaboración en su labor) como forma de protección solidaria.
Este estatuto es flexible y puede revisarse colectivamente en los Congresos para mejorar nuestra práctica, pero la esencia –la combinación de comunismo anárquico y ecologismo radical– es innegociable. Nos unimos sin mediadores, por convicción y cariño a una causa común: construir aquí y ahora una sociedad libre de explotación humana y de la naturaleza, basada en la ayuda mutua. Cada paso que demos estará al servicio de ese fin, sin perder nunca de vista que la liberación social y la salud del planeta son dos caras de un mismo camino.
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